martes, 26 de octubre de 2010

Los empleados de la libreria no leen.

No se cuando empezó mi afición por los libros, en algún momento sentí ese olor a viejo, siempre me parecieron interesantes las librerias, me acuerdo que una vez fui a una a comprar un libro de texto y ya estaba ahí y no podía disimular que estaba escuchando (y mirando con cara de estúpida pendeja enamorada) al empleado que le recomendaba un libro a un tal bohemio que no sabía ni que quería.
En fin siempre me gustó entrar y nunca fui decidida por ninguna especie de nada, digamos que me atraia esa conexión con el empleado de leer lo que alguna vez a el le produjo satisfacción, o supongo que en el caso de libros que me recomendaba, calentura (si, me gustan los libros que hablan sobre obsesiones amorosas y sexo bizarro y no se cuantas cosas más puedan aparecer)
Hace unos días descubrí que el hecho de ser una desempleada sedentaria y mirar más de 10 películas de terror por semana ya me había quemado un poco la cabeza, hablé con algunos amigos y me dijeron que tenía que llenarla de otras cosas. Definitivamente si no quería alucinar con fantasmas y eso tenía que encontrar algo que me distraiga que no sea de vuelta el sillón... Así que me agarró un poco de nostalgia y volví a la librería, claro que el empleado al que le compraba cuando tenía 13 no trabajaba más ahí, seguramente está ahora casado con alguna flaca con dislexia o algo por el estilo si seguimos la ley del embudA.
Entré a la librería y empecé a ojear todo y a la vez nada, parecía una nenita con chiches nuevos, estaba super perdida y eso que la librería era de 4x4, caminé tímida hasta la caja y ya desorbitada de ver tantas tapas de colores y títulos y querer huir de los libros como "La casa de los espíritus" le pregunté a la empleada...
clienta entusiasmada -Hola, necesito de tu sabiduría
empleada que aparentaba haber leído hasta el Torá- decime a ver si te puedo ayudar
clienta esperanzada- Quiero un libro, el mejor libro del mundo, o bueno, de la librería, o el que pase a ser el mejor de mi casa, decime, CUÁL!?
empleada Daria total- mmmmmmmmmmmmmmmmmmmm
la misma boluda- cuales tenes pensados?
clienta eufórica- todos estos! (10 libros en los brazos, no más de 100 mangos en el bolsillo)
empleada perdida- eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
clienta haciendo puchero- ok, tenes idea de algo bueno por lo menos(como bajaron mis expectativas carajo)
empleada escomúnica- a ver te digo cuanto sale eso...
clienta que mira fijamente intenta ojear dice- no mira, no me importa el precio (siempre y cuando no salga más de 100) decime que te parecen estos tres por ejemplo
Corky Fletcher leyó más (empleada)- la verdad ni idea
clienta- bueno alguno que me recomiendes, alguno que hayas leído ?- ceja levantada
Corky- mm no ninguno, la verdad no me llaman la atención.
volviendo en mi...
Me dirigí hacia ella mirándola con cara de asombro, ya ceja levantadísima casi subiéndome al mostrador y le explique con muchísima intensidad el deseo que había tenido toda mi existencia de trabajar en esa o en cualquier librería y que de hecho había mandado el currículum ahí, que realmente sentía furia de que no me hayan tomado y que en lugar de mi o de muchas personas capaces hayan elegido a una incompetente que se ponía los auriculares para escuchar quien sabe, Ricardo Montaner (mentira, se escuchaba carajo de fondo, pero estaba enojada) y que ni siquiera tenia la menor idea de que vendía.
La miré muy fijo, más que antes y le dije y me llevo este. Gracias.
No dijo ni mú, le pegó la etiqueta doradita del local y lo metió en la bolsa, yo salí, orgullosa, triunfante porque ya tenía mi librito, finalmente fue una buena decisión,
Lolita de Vladimir Nabokov


“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. lo.li.Ta.”